Quizá muchxs con el título no identifiquen la temática de la que voy a hablar…algunx quizá sí.
En esta pequeña píldora voy a hablar sobre el comportamiento, sobre excitación, etc… que se expone en el mundo del fútbol.
La expresión bravo es conocida por muchos como un apoyo a una buena acción, buena jugada, etc. lo único que en mi pueblo, Barakaldo, y en mi familia siempre se le ha añadido a ella, «txutxi pelines» quedando la expresión como: Bravo-Txutxi-Pelines, referente a 3 personas por muchos conocidos en dicha población.
Hacía tiempo que no la escuchaba y el otro día haciendo la sobremesa volvió a surgir esa frase tan escuchada en mi infancia y que tanto me marcó.
Ello me hizo pensar en qué momentos utilizamos el bravo, el apoyo al jugador, al menor, al entrenador, etc… en definitiva, al componente del equipo o club de fútbol al que pertenecemos o del cual somos el famoso entorno.
De todos es sabido que me considero una persona crítica conmigo mismo, ya que soy perfeccionista en todo lo que me propongo, no me gusta dejar nada al libre albedrío, pero últimamente también considero que debo realizar una crítica constructiva respecto a lo que envuelve el fútbol y toda la parafernalia que se ha montado alrededor de esta industria.
No sé si la gente se da cuenta de que nuestros menores están más preocupados de cómo celebrar un gol que de darle bien con el interior del pie a la pelota, de peinarse una y mil veces el pelo que es parecido al de tal jugador, que de apoyar al compañero, de hacer la jugadita maravillosa antes que de jugar en equipo para llegar a un mejor resultado colectivo.
Y resulta paradójico que estamos en un deporte de equipo que poco a poco se está convirtiendo en mini equipos dentro del equipo, ya que existen esos jugadores que a pesar de que el equipo haya hecho una actuación pobre, ellos han metido 2 goles o han hecho 2 chilenas y se van para casa satisfechos de la aportación individual en el sub-equipo que se crean ellos mismos.
Y he empezado hablando de menores, pero se podría trasladar perfectamente a no tan menores y a mayores de edad. Ese ridículo que hacen celebrando el gol como tal jugador que lo hace en un estadio con miles de personas y que sin complejo ninguno, copian sin darse cuenta que lo que generan es una animadversión por esas posturas dignas de estudio sociológico.
Y es que creo de verdad que lo que está sucediendo en el fútbol es muy interesante de ser estudiado por sociólogos para que nos den su punto de vista de hacia dónde nos está conduciendo este deporte tan amado y seguido por muchos.
Después de desviarme un poco de la temática, quería poner el foco en el comportamiento de cada celebración, cada acción se supone positiva que se lleva a cabo en el terreno de juego, como el entorno lo celebra apasionadamente, como se excita en ver que sus menores llevan a cabo una acción coordinativa que muchas veces no da ningún fruto, pero que a ellos, les llena de orgullo porque su sub-equipo está ganando su partido particular de caños, de ruletas, vaselinas, sombreros, etc.
No me acabo de acostumbrar a estos comportamientos, ya que en mis inicios, creo, y repito creo, porque no puedo asegurar nada, que el entorno que seguía a los equipos, por supuesto que se alegraba por las actuaciones individuales de los suyos, pero sobre todo se alegraba de que el equipo llevase un progreso de manera positiva hacia el objetivo que se planteaba conjuntamente, ya fuese subir, no descender, ganar, empatar… cualquiera pero de manera global, sin despreciar a nadie, sin alegrarse de las desgracias del prójimo, etc.
Ya digo, no puedo asegurar 100%, pero es la sensación que yo tengo respecto a los años 80/90 y que ahora se ha perdido ya que cada uno habla de su sub-equipo dentro del equipo.
Me da lastima, pena y horror, escuchar, ver, ser partícipe de ese conclave, de esas reuniones clandestinas, de esos comentarios, que se promueven y se han normalizado cada día de la temporada.
Creo que tendríamos que reflexionar si es un bien para el fútbol y para los pequeños en particular, esos comportamientos externos y lo que se les está inculcando.
Yo abogo porque cada jugador de fútbol se lo pase bien practicando lo que se supone más le gusta y con ello se vea un progreso a nivel futbolístico y de persona, que al final es lo que nos tiene que dar el fútbol y el deporte, generar mejores personas.
Para acabar esta reflexión, sólo hacerles un último BRAVO-TXUTXI-PELINES a todxs esxs personas que están malmetiendo en nuestro deporte y pedirles que adopten una postura más razonable en su día a día, y por ende, añadir a los clubes a que sean partícipes de esa evolución y no sigan siendo cómplices de ello.